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martes, 18 de enero de 2011

Relatos, mitos y realidades

3 comentarios

Es común que la memoria colectiva de los pueblos se distorsione con el paso del tiempo, pero en el caso del conflicto armado creo que sucede todo lo contrario, escuchar las historias de como mi papá se las ingeniaba para mantenernos a salvo en aquella casa codiciada debido a la facilidad que brindaba para realizar tiroteos por ser de dos plantas, y posteriormente trasladarnos a pie a casa de mi tía ubicada a 3 kilómetros con todo y víveres para compartir con su familia me lo confirma.


Si bien fue para todos un alivio que las negociaciones por fin silenciaran las metralletas, los fusiles y las granadas hechizas, la situación que se vive a 19 años de la firma de los Acuerdos de Paz no dista mucho de las razones por las que se inició el conflicto hace más de 20 años: desigualdad económica, social y laboral; búsqueda de prestaciones y necesidades reivindicativas. El revanchismo político nunca cesó y para variar es el pueblo quien sufre las consecuencias.


El eslogan de la convocatoria del FMLN para celebrar el 19° aniversario del culmen del conflicto rezaba “La paz me gusta", y me sonaba tan ilógico; desde luego que a todos nos gusta y desearíamos vivirla todos los días de nuestra existencia, pero ¡todo se torna tan utópico! En épocas de paz vivimos con la zozobra más ridícula de todas: el temor a salir a las calles.


Constantemente me pregunto si la paz es más que un mito o si es algo que únicamente puede lograrse en el interior de cada uno de nosotros, ya ni siquiera existe en las iglesias, en donde se supone debería habitar; basta con que un grupo de inconformes deje el diálogo para que se restrinja el acceso a catedral. La historia se repite en las calles y lugares de trabajo, el más vivo ejemplo es el de los sindicalistas del órgano judicial, y si sigue dilatándose el mismo tipo de conflicto con los maestros puede verse perjudicado el inicio del año escolar.


Hace 9 años Salvador Samayoa dijo respecto al mismo tema: “Hay gente que no se le ocurre nada mejor que hacer con el adversario ideológico o político que tratar de suprimirlo”, y no necesitamos irnos muy lejos para dar por cierta la afirmación, las plenarias de la Asamblea y las opiniones emitidas por los políticos, que desfilan de un partido a otro, en los medios de comunicación son solo una muestra de la incongruencia con que somos gobernados.


Para llegar a la paz necesitamos llenarnos de tolerancia y ejercerla con el peatón, el vecino, el conductor de al lado, e incluso con el que me lee del otro lado de la pantalla.

3 Responses so far

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.
  2. Te doy toda la razón, creo que en el país núnca heos tenido paz, somos un país violento por naturaleza y menos la tendremos mientras los gobernantes y los políticos del país sean unos egoistas que solo piensan en hacerse más ricos y hundir más al pobre

  3. Anónimo says:

    Por la paz, ya no te daré el "coishco" que te merecés. ¿ok?

    Se ha escrito,
    Paz.

    ;)

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