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viernes, 28 de enero de 2011

Ideas sobre la necesidad y el papel de los sindicatos

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La historia de los sindicatos es un largo calvario de maltratos y sufrimiento, pasando por jornadas de 18 horas, condiciones de trabajo infrahumanas y pagos injustos. No entraré en detalle, sólo diré con el paso de los años, y gracias a la organización y presión grupal, los trabajadores fueron consiguiendo que les fueran reconocidos sus derechos, entre ellos el derecho a asociarse libremente.
Fueron épocas duras que costaron la vida de muchas personas. Nadie podía decirle a los dueños de las fabricas qué hacer y que no, por lo que exprimieron a los trabajadores en su afán de reducir costos. Irónicamente, diversos estudios han demostrado que empleados tratados dignamente presentan un mejor desempeño (ver experimento de Hawthorne por ejemplo). Esto ha desembocado en la políticas empresariales que velan por el bienestar de los empleados.
Tristemente muchos aún no creen en los resultados de estos estudios, pareciéndoles ridículos, por lo que la necesidad de los sindicatos es siempre vigente. Sin embargo, muchos se escudan en estas asociaciones para obtener beneficios a costa de la salud y dignidad del resto de personas. Por ejemplo, el anunciado paro de los trabajadores del Sistema Judicial que hace pocos días afectó nuestro país.
Como salvadoreño, siento una tristeza tremenda ante este tipo de acciones. Se olvidan de la población con tal de conseguir sus propios objetivos. 
Sí, están en su derecho de protestar, pero deben ponerse la mano en la conciencia y pensar en el daño que están haciéndole al país.
Japón, un país con condiciones naturales muy similares a las nuestras pero con un desarrollo a años luz de distancia, existen diversos sindicatos pero su accionar es muy diferente: los empleados no detienen el trabajo, sino que simplemente se colocan una banda negra en su brazo y cuando personas externas a la empresa las ven saben que están en paro, lo cuál es una vergüenza para los dueños. Y claro, esta es una medida extrema, pues antes se han sentado a dialogar y cada parte se flexibiliza en algunas peticiones.
Esto es posible porque tanto trabajadores como dueños de fabricas tienen un objetivo común superior: el desarrollo del país. ¿Cuándo será el día en que sucedan así las cosas por acá? Cuando tengamos un objetivo común y ese sea el sacar adelante a nuestro pueblo.

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