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viernes, 14 de enero de 2011

El cuento de la dolarización y los cerditos

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Había una vez tres hermanos cerditos que decidieron comprar una casa cada uno.
El primero la compró baratísima, tenía algunas gritas en las paredes y a las ventanas le hacían falta defensas, además en la fachada tenía un enorme número dibujado: el resultado de quitarle uno a diecinueve. Pero la verdad es que al cerdito sólo le importó el precio bajo.
El segundo cerdito decidió invertir un poco más que su hermano menor y compró una casita en mejores condiciones y lejos del ruido de la ciudad.
El mayor decidió comprar una casa nueva. Solicitó un préstamo en un banco y compró una casa de dos plantas, puerta de doble chapa y vigilancia en la entrada de la colonia. Sólo tenía que pagar por 20 años y la casa sería suya totalmente.
Desgraciadamente, el 13 de enero de ese año, un fuerte terremoto, con una magnitud de 7.6 grados en la escala de Richter, sacudió el país en el que habitaban los cerditos. En poco segundos la casa del cerdito menor quedó en el suelo. Sintiéndose afortunado por haber sobrevivido, el cerdito se fue a vivir a la casa del segundo hermano.
Pero la suerte no le sonreía a aquel país y exactamente un mes después pues, el 13 de febrero, un segundó terremoto, ahora con una magnitud de 6.6 en la escala de Richter, sacudió el suelo. La casa en la que habitaban los dos cerditos menores había sufrido daños en el primer terremoto, pero no soportó el segundo: en pocos segundos la casita quedó en el suelo.
Orgulloso, el hermano mayor alojó a sus hermanos y luego pasaron 8 años. 
Pero, como bien dice la sabiduría popular, el que no nace con estrella nace estrellado: un nuevo terremoto movió el piso bajo las patas de los cerditos. Esta vez tuvo una magnitud de 8.75 en la escala de Washington y dejó a los cerditos en la calle: por el alto costo de la vida y el pago de la renta a 'los lobos feroces y tatuados', no tenían suficiente dinero para pagar la cuota de la casa y al final la perdieron. 
Y así, nuestros cerditos tuvieron que irse a vivir a otro reino... pero ese es otro cuento.

Hace 10 años nuestro país comenzó un proceso de dolarización. La idea no era solamente usar el dólar como segunda moneda, sino adoptar las políticas económicas del país emisor de dicha moneda. Como la economía de Estados Unidos era, por aquellos tiempos, bastante sólida, el país estaría bajo buen resguardo. Existía, eso sí, el riesgo de que si el país del norte pasaba por una crisis económica, nosotros nos veríamos afectados y, por tener una economía bastante delicada, las consecuencias serían peores acá. Asumo que los 'cerebros' detrás de la idea vieron esto como poco probable. Sin embargo, 8 años después, ¡pum, la crisis!
Quisiera terminar contándole otra cosa que nunca se le dijo a la gente y es que por cada billete de la moneda estadounidense que usamos se tuvo que pagar unos $0.0001, ¡por lo que ahora hasta mis hijos no natos están ya endeudados!

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