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miércoles, 19 de enero de 2011

Paz...mado

5 comentarios
Hace diecinueve años, en el castillo de Chapultepec, México, estaba el entonces presidente Cristiani poniendo su firma en un papel junto con el entonces guerrillero Shafik Handal, y otros políticos. Ninguno de los dos imaginó que estaríamos viviendo de esta manera tan suicida. Shafik murió antes de ver a su partido llegar al poder; Cristiani dice que la violencia de hoy no es culpa del pasado.

Dicen que los primeros en morir en la guerra siempre son los más valientes. Son los héroes, los impulsivos e inmolados, los que dan el pecho para que caiga la bala. Y caen en silencio, mientras los que vienen detrás buscan cómo salvarse. Sus cadáveres, inútiles trozos de carne con plomo, son enaltecidos y mitificados –si tienen suerte se vuelven banderas de sangre: mártires. Y los que sobreviven cuentan historias fantásticas de cómo estos personajes, que seguro se revuelcan en su tumba mientras escuchan, eran puros y abnegados, magnánimos santos que luchaban por el bien del pueblo. Así murió Duarte, así murió Roque Dalton, así murió, incluso catorce años después, Shafik.

Pero es peor con los que murieron desconocidos. Fantasmas del pasado, su vida terminó sin valer nada: no lograron la paz, no cambiaron el país. Probablemente murieron sin saber bien por qué estaban peleando.

A diferencia de muchas otras, esta guerra no terminó porque un bando venció al otro, sino porque ambas partes llegaron a un acuerdo. Y es que el final fue un negocio. Las guerras civiles suelen consolidar a una nación (vaya a saber usted de qué sirve eso) gracias al virtual exterminio de la oposición política, pero con ésta ocurrió lo contrario: el país, más polarizado que nunca, muere ahorcado por su propia mano. En esta guerra ambas partes decidieron que la lucha armada no les llevaba a ninguna parte: ¿por qué seguir peleando cuando pueden ganar los dos? Tal vez parezca cínico, pero sólo puedo verlo así cuando pienso que el cambio de partido en el gobierno no ha hecho diferencia y que el nuevo partido de oposición es ahora lo que antes fue el que estaba en el poder nuevo partido oficial no es distinto de la actual oposición.

El único que salió perdiendo fue el pueblo. A los partidos les pasaron su porción del pastel, pastel que horneamos con sudor y sangre (pero más sangre que sudor). En el proceso se nos cayó el pelo, envejecimos prematuramente, nos enfermamos de cáncer. Todo para que dos bandos bélicos, que doce años después olvidaban el motivo de su lucha, nos agradecieran que la torta haya quedado tan dulce. Los muertos, mártires o no, sólo sirvieron para mantener vivo el fuego que calentaba el horno.

No se negociaron las vidas, tampoco la libertad, tampoco la satisfacción de necesidades básicas; se negoció la mano de obra, el mercado y el clientelismo. Tratados de libre comercio para poder comprar a precios más bajos lo que es fabricado aquí mismo; un mercado que vende lujos que no se pueden comprar y, sin embargo, se consumen; cargos públicos que se subastan. La empresa privada ganó la guerra: han logrado servirse de dos partidos con ideologías completamente distintas para seguir vendiéndole al país su miseria. Y nosotros la compramos todos los días. No sólo al adquirir ese carísimo capuchino o aquel celular mora, también lo hacemos al olvidar: ya no sabemos quiénes fuimos y no conocemos ni a nuestro vecino aunque estamos conectados por facebook.

Diecinueve años después de esa firma en el castillo (que fue, entre otras cosas, bodega de pólvora y academia militar) el pueblo está implotando y suicidándose de tanta pobreza y miseria, mientras el gobierno se cruza de brazos, mira inquisitivo y se lamenta que estemos así. Cristiani dice que culpa de él no es, ¿qué diría Shafik?

5 Responses so far

  1. Pues efectivamente, una vez un psicologo me dijo algo como:

    "No hay guerrilla ni gobierno que no salga con la barriga llena despues de haber comido del mismo plato"

  2. Anónimo says:

    "pero sólo puedo verlo así cuando pienso que el cambio de partido en el gobierno no ha hecho diferencia y que el nuevo partido de oposición es ahora lo que antes fue el que estaba en el poder"

    ¡Jue!, esto parece trabalenguas, digo, con todo respeto.
    Nada mal la entrada, ¡Saludos!

  3. Tenés razón, ya intenté cambiarlo para hacerlo más entendible.

    Me alegra que te haya gustado! Espero que te haya hecho reflexionar

  4. Considero que tuvo suerte el Schafo de morir antes de ver a 'su partido' llegar al poder.

    Me siento asqueado con la actual situación.

    DETESTO MÁS A UN TRAIDOR DE MIS IDEALES QUE A MI CONTRARIO NATURAL.

  5. The Vaggo says:

    ¿y qué de verdad alguien creía en el cambio?

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