El problema con Escocia es que está llena de escoceses.
Somos un circulo vicioso, mucho nos puede molestar o preocupar nuestra realidad social, pero no hacemos nada por cambiarla, porque, siendo honestos, no podemos hacer nada.
Se necesita algo monumental para hacer cambiar el pensamiento de nuestra sociedad, fijáte cómo son las cosas que para estas fiestas regalamos juegos violentos en lugar de libros, los niños prefieren juego violentos en lugar de libros. Si hablamos de música… mucho te puede gustar el perro intenso ( a mi no me gusta por eso no digo “nos puede gustar”) pero si venís y oís la novena sinfonía, de verdad oírla, no podés más que llorar. Si hablamos de arte, yo no distingo un óleo de una acuarela. Mucho menos sé de técnicas en el manejo de la luz ó de la profundidad, no sé cómo hicieron Velásquez ó Rembrandt… pero igual, me imagino algún día parado bajo el techo de la capilla Sixtina, me imagino bajo ese hermoso techo sintiéndome insignificante bajo la belleza de ese derroche de belleza del que somos capaces.
Pero no, verdad, preferimos lo otro, siempre nos gusta decir que es parte de la naturaleza humana, eso de ser violentos, creo que para algunas cosas está bien, pero vivir en una cultura de violencia y llegar al punto de que no nos importe, de que no nos moleste ni nos conmueva, eso es demasiado.
¿Y a quién podemos culpar? Creo que si de verdad queremos culpables… busquemos un espejo.
¿Y qué podemos hacer para eliminar la violencia? ¿Matamos a todos y cada uno de los presos y de los mareros que hay en el país. A mí me gusta esa idea por las soluciones que plantea la pena de muerte pero ¿es esa la verdadera solución? ¿No estaremos cayendo en un nuevo círculo vicioso. La cultura de violencia en la que vivimos necesita más que eso para poder repararse, para poder superarse. Necesitamos un Batman, un Superman, un kick-ass. Necesitamos un ejemplo, un buen ejemplo para pensar, hablar y actuar.
