¿Tan mal estamos?
No sé qué tan mal este el país, lo veo bien, a su gente los miro felices, con ganas de vivir, de disfrutar (vaya no todos, también he visto a muchos quejándose), los veo celebrando la navidad, festejando con gran algarabía… Si en el periódico mencionaran solo doce fallecidos (por causas violentas) en la el día previo a la navidad, seguramente más de uno se sorprendería porque “fueron poquitos”, ese número es lo mínimamente normal, unos cuatro más ya es para comentarlo y quizás criticar al Ministro de Seguridad y al Director de PNC. Si pasamos de los veinte hasta nos inventaríamos “toques de queda”. Y es que una muerte en Apopa, dos en Soyapango, dos más en Lourdes, tres en San Salvador etc etc. es lo que leemos todos los días en los periódicos, que capturan a dos por extorsión, que exploto una granada en el centro de San Salvador, qué cae otro por narcotráfico… y así puedo seguir escribiendo titulares, pero eso es lo normal en esta sociedad, he llegado a pensar que existen formatos para notas periodísticas en los periódicos, homicidio con arma de fuego, homicidio con arma blanca, extorsión, robo a mano armada así como hay formatos en los juzgados para resoluciones y hasta para sentencias definitivas.
Mi punto es que la violencia se ha vuelto parte de nosotros, que nacimos y crecimos en pleno desarrollo de la guerra civil puede ser una justificación, que la inmigración creciente en esos años y los siguientes ya en post guerra (nótese no escribí “en paz”) y con la posterior expatriación de los mismos ya convertidos en pandilleros pueden ser otras … yo culparé al sistema (suena cliché) pero el sistema económico, social y cultural de este país es una mierda. Tener que trabajar de sol a sol, con salarios injustos, que las riquezas están, estuvieron y seguirán estando en pocas manos (todo sonará cliché les advierto), que la educación no es educación, que en los hospitales no hay medicina, que los usureros, que las tarjetas de crédito, que los bancos, que los policías corruptos… en fin, es obvio no hay justificación para delinquir pero que estamos hartos y todo se manifiesta de distinta manera, quizás automatizados por la necesidad real e invisible.
Pero yo quien soy para hablar de violencia, a mí nunca me han robado (toco madera) a mí nunca me han matado a un familiar cercano (Ni Dios lo quiera), yo que me aterro con los mareros, yo que intento no discutir con nadie (violentamente), a mí que me da miedo manejar pues se hay miles de conductores locos... Sí si me leen entre líneas notaran mi miedo, El Salvador vive en constante e interminable miedo (quizás muchos no me entenderán, hay quienes viven en burbujas), que no se manifiesta de manera evidente pues como la violencia, el miedo es parte de nosotros, pero “Nadie va a intimidar a El Salvador”.
