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miércoles, 20 de abril de 2011

Y usted, ¿es o se hace?

1 comentarios

Templos, hoteles de playa, montaña y demás centros turísticos se ven abarrotados durante estas fechas. Y está bien, cada quien decide cómo, cuándo y dónde disfruta de las vacaciones, siempre y cuando se las conceda el empleador.


Ahora bien, de todos los que abarrotan las iglesias, ¿cuántos lo harán por mera tradición, pero excepto navidad no se vuelven a aparecer en todo el año? Y de todos estos, ¿cuántos van sólo en calidad de bulto?


Ejemplo sencillo. En época de cuaresma, la aclamación después de la consagración cambia: el sacerdote dice: “Cristo se entregó por nosotros”, a lo que la feligresía responde: “por tu cruz y resurrección nos has salvador, Señor”; sorprendente fue oír apenas unas 10 personas de las más de 200 que estaban dentro de la iglesia el domingo de ramos, celebración que da inicio a los ritos de la semana mayor.


No es que yo sea fanática religiosa y me pueda de memoria desde el Génesis hasta el Apocalipsis, pero siempre he creído que las cosas a la fuerza o por compromiso jamás salen bien y menos cuando de religión se trata.


Les pongo el caso, por 10 años estuve en un colegio de monjas y, por horario escolar, todas las semanas, entre martes y jueves, debíamos ir a misa a la primera hora. Para variar, en muchas ocasiones llegaba un padre que ya no pronunciaba bien las palabras y era difícil entenderle durante toda la celebración. Actuábamos y respondíamos de forma automática. Estábamos en todo, menos en misa. Pero claro, en temporada de exámenes, sobre todo los finales, la capilla del colegio estaba abarrotada y justo antes de empezar el examen todas querían rezar para ver si el de arriba les soplaba una respuesta o procedimiento.


Si usted planea asistir a los ritos correspondientes a la semana santa hágalo a conciencia, sea congruente con lo que hace. No agache la cabeza el jueves, ni se dé golpes en el pecho el viernes para luego estar peleando con quien se le ponga enfrente por la nimiedad que sea; mucho menos hacer acto de presencia el sábado por la noche, para que a las 2 lecturas ya esté desesperado por irse y ruega porque el siguiente año se inventen una versión light para la ceremonia y poder irse lo más pronto posible a departir con sus amigos.


Tenga en cuenta que ser católico de domingo o de fiestas de guardar no le aseguran su boleto al cielo. Ir no lo hace más creyente, así como dejar de asistir tampoco lo hace merecedor del infierno. Si de verdad cree en un ser superior o algún profeta, no haga las cosas para demostrarle algo a los demás, siéntalo y vívalo.


Que si otras religiones ven de menos la veneración que hace de los santos o hacen del rito un jolgorio, es lo de menos. Cada quien decide en qué creer y cómo manifestar su fe.

One Response so far

  1. Paulina says:

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