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lunes, 25 de abril de 2011

¿Hacia dónde vamos?

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Como siempre, mi intención no es venir a llenarlos de estadísticas en las que los salvadoreños desempleados (en los que me incluyo) no dejan de ser más que un número. En mi opinión, lo más problemático acá es la falta de oportunidades laborales. No es que no haya otros problemas, a lo que me refiero es que este es de los males el peor.

Imagínese, en un país en el que los salarios no alcanzan a cubrir mínimamente las necesidades básicas de las familias, en el que lo común es dedicarse al comercio con préstamos impagables, en plazos e intereses, en un país en el que siempre que se hace cambio de gobierno hay limpieza política de los empleados estatales con la bandera de la mal llamada "confianza" laboral, en un país en el que la estabilidad laboral es un mito y en el que los patronos piden amablemente la renuncia cuando lo quieren despedir a uno, con el objetivo de no darle la compensación requerida, lo peor sigue siendo la falta de oportunidades laborales.

Es increíble que a estas alturas no sea esto un índice superable. Ciertamente requiere inversión privada y estatal poder superar el problema del desempleo, pero no hay que perder de vista que el país está entrando en una encrucijada de los tiempos modernos. Nos hemos llenado de profesionales que no pueden ejercer sus carreras. Hay cientos de abogados, ingenieros, etc, vendiendo artículos, subutilizando los conocimientos que aprendieron a lo largo de años en las universidades.

En el bachillerato recuerdo que me enseñaron que el proyecto que estaba llevando a cabo el Ministerio de Educación era el famoso APREMAT, algo así como Apoyo a la reforma educativa en materias técnicas. La idea precisamente era que no se podía seguir el nivel educativo si no se le daba preponderancia a las carreras técnicas. De pronto habría una masificación de carreras técnicas para poder competir en el mercado laboral.
El problema es que aunque eso tenía una idea correcta, que era poder competir en un mercado cada vez más cerrado, nos enseñó que ya no era suficiente una carrera profesional.

Al inicio todos queríamos ser profesionales. Se nos vendió la idea que una carrera universitaria cambiaría la vida de las familias, que el éxito era una conjunción entre una buena base académica y un gran esfuerzo personal. Hasta que la idea se traicionó a si misma. Nos llenamos de profesionales desempleados.
El siguiente paso fue el de los técnicos. Cuando nos dimos cuenta que tampoco así se podía sobrevivir, proliferaron los técnicos en lo que sea. No resultó.

Luego nos llenamos de gente que insistía que abrir nuestros propios negocios, ser pequeños empresarios, era la respuesta a nuestros problemas laborales. Nada ha funcionado. ¿Por qué?
No resulta un sistema en el que sin importar tus capacidades siempre estarás sin posibilidades por razones tan distintas como el nepotismo, el amiguismo, las plazas que no se dan por capacidad sino por afecto, en el mejor de los casos. No resulta cuando los grandes empresarios logran salir a flote gracias a sus ridículos salarios. Los empleados ganan salarios que apenas superan el mínimo de $207, mientras los márgenes de ganancia se vuelven asombrosos para ellos.

Mientras tanto, la situación parece no cambiar por 2 razones puntuales:
1. Falta de oportunidades laborales. Esto debido al amiguismo y nepotismo.
2. Falta de voluntad de empleadores y empleados. Unos no quieren pagar lo justo. Otros quieren trabajar nada más si les pagan muchísimo, aunque su labor no pase un buen examen de capacidades.
Y puedo seguir opinando eternamente como parte de la Población económicamente inactiva.
Pero esto como siempre no es más que mi opinión. No se case con ella.

Banda sonora para mi opinión.


The Smiths - Heaven knows I'm miserable now

"I was looking for a job, and then I found a job
And heaven knows I'm miserable now
In my life
Why do I give valuable time
To people who don't care if I live or die ? "

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