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martes, 12 de abril de 2011

Nunca dejar de sorprenderse

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A veces he dicho en broma que vivimos en Macondo, que todas esas situaciones surreales, tanto literarias como cinematográficas, son fácilmente superables por nuestra realidad sin buscar demasiado.
La actividad político-legislativa nunca ha sido la excepción. Es como si nuestros diputados pusieran sus mayores esfuerzos en proteger un status y no en trabajar por el beneficio y desarrollo del país. Tan inocente, hasta ahora me voy dando cuenta.

¿No les parece ridículo que un partido político maneje, controle y todos los sinónimos que se les ocurran, el ente que está constitucionalmente obligado a garantizar la probidad tanto de los funcionarios como de las finanzas del estado?
El mismo partido político que no tiene nada que ofrecer es el que tiene, gracias al clientelismo político prebendario, el control de la Corte de Cuentas de la república desde hace más de 20 años.

(Breviario cultural.)


Quizás puede ser una cuestión meramente personal, pero a mí no me gustaría que un partido político, que representa a un sector y no al país, sea juez y parte en una institución del estado. Es por lo anterior que el Tribunal Supremo Electoral va por el mismo camino. Controlado siempre por el partido político que obtenga el mayor número de votos, se vuelve juez y parte de los procesos electorales del país.

Por más observación internacional, por más que la transparencia de sus actuaciones sea siempre el objetivo de campañas grandilocuentes desde varios meses antes de la elección en cuestión, no deja de generar desconfianza la sola idea que un partido pudiera al menos intentar manipular el sistema.

No sé a estas alturas, pero a mí me gustaría seriamente que la transparencia de la actividad política tuviera la oportunidad de exigir alguna especie de informe del quehacer de nuestros diputados. Para eso nos representan, para hacer lo que nos beneficiará como país, no para ellos.
Quiero creer que es cuestión de las personas que tienen años de estar en la asamblea legislativa, y que cuando se dé un relevo generacional en los liderazgos políticos las cosas cambiarán. Pero me ilusiono demasiado. Hay que aterrizar. Mientras tanto seguimos viviendo en este Estado de incertidumbre.

Banda sonora para el post.
Joan Manuel Serrat - Algo personal.

"Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.

Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
viajan de incógnito en autos blindados
a sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
a colgar en las escuelas su retrato".

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