La semana "mayor" llega con la misma idea y la misma práctica.
Claro, no soy un fiel creyente, por lo cual mi opinión es hasta cierto punto simple.
Se supone que es un tiempo de reflexión porque en el Estado Laico que vivimos se decidió desde antes de nuestra independencia que por sincretismo cultural o lo que usted quiera, seríamos fieles de una religión cristocéntrica.
No hay una obligatoriedad en guardar reposo, dedicarse a reflexionar si es válida o no la semana, pero si la hay en cuanto al descanso. No tengo nada contra eso. Al contrario, creo que como excusa es perfecta.
Por lo tanto, como la espiritualidad no es un buen tema para alguien como yo, que realmente siente muchísimas dudas con respecto a religiones, creencias y fe, nada más decirles que si creen en lo que se conmemora, deberían pensarlo en cualquier momento, por la excusa más simple del mundo. Porque salió el sol, porque pueden respirar, porque se les quitó el dolor que traían desde hace días, porque el trabajo les salió bien, porque en el bus no los asaltaron, porque ganó la selección, porque tienen ganas, por lo que sea. Respeto profundamente las necesidades espirituales de la gente. Yo también tengo necesidades espirituales. Sobre todo en estos tiempos en los que nada parece tener sentido. Tiempos en los que sobrevivir ya no es una obligación sino un lujo. Tiempos en los cuales hoy puedo estar escribiendo esto y mañana aparecer en las noticias, dentro de una bolsa plástica. Todos tenemos necesidades espirituales. Cada quien las llena como les parece. Algunos no lo consiguen.
No hay necesidad de justificar o no la creencia o no en nuestra religión mayor y lo que conmemoran. Es lo maravilloso de la libertad.
