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viernes, 25 de marzo de 2011

Se puede tapar el sol con un dedo

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Y es que, como muchísimas otras enfermedades sociales, la impunidad tampoco respeta esferas ni clases sociales. Vemos a diario miles de casos de crímenes, asaltos, asesinatos, femicidios, secuestros, violaciones etc., que se quedan sin resolver (en algunos casos ni siquiera con una investigacion adecuada, en otros ni siquiera existe una investigacion) dejando el pesar y el mal sabor de la injusticia a su paso.


Pero ¿cómo es posible que esperemos justicia si en las altas esferas de nuestros mismos gobernantes la impunidad sigue siendo su escudo protector? ¿Cuántas muertes, con autores intelectuales de las altas esferas, han quedado impunes? Podemos citar, por ejemplo, el caso de los jesuitas asesinados dentro de la UCA; el caso Monseñor Romero; los genocidios en Morazán, donde pueblos enteros eran amordazados para siempre; muertes de compañeros de lucha ambientalista que han denunciado a las grandes compañías por contaminar a extremo y poner en riesgo la salud de miles de personas; la muerte de Karen Yamileth dentro de las instalaciones del Súper Selectos en Mejicanos; la muerte de tres parlamentarios centroamericanos, entre ellos un hijo del fundador de ARENA y fundador también de los escuadrones de la muerte de El Salvador, d'Aubuisson; y puedo seguir con la infinita lista de casos que han quedado a la deriva, casos que parecen ser intocables.


Y es que nadie es capaz de llevar al banquillo de los acusados a los autores directos y claro…! Solo pongámonos a pensar en cuántas cabezas rodarían si se hace verdadera justicia y cuántos secretos a voces, que todos nos podemos como cuento viejo, de verdad se pusieran en las manos de la justicia. ¿Se imagina ud. eso?


Y es que la impunidad parece ser la mejor carta de todo el juego político, de los enfrentamientos internos (dícese muertes) por disputas de la burguesía salvadoreña por alcanzar o mantener el poder. Juego donde sí se puede tapar el sol con un dedo, juego del cual el pueblo sigue pagando los platos rotos, ya que la impunidad es la madre de más violencia y es la misma que se está adueñando de nuestro país. Me atrevo a condenar que MATAR EN EL SALVADOR ES GRATIS.


Por nuestra parte seguiremos prestando nuestra voz a los sin voz, denunciando cualquier injusticia desde este su atinado blog.

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