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lunes, 28 de febrero de 2011

"La calle es tuya"

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Pareciera que es un tema que no pasa de moda. Cada año el problema va rebotando entre los subsidios, los permisos de línea y la conducta llena de bravuconería que han mostrado tener los que día a día transportan a miles y miles de personas obligadas por la necesidad.

Ahora los empresarios de transporte han tenido el cinismo de llamar a paro y a solicitar mesas de diálogo, ya que no les basta el aumento al subsidio que se hace simplemente por el aumento a petróleo ocasionado por los problemas en el medio oriente, sino que además quieren que se les condone una cantidad insultante de esquelas; ocasionando graves fisuras en las arcas del Estado, además de graves violaciones a la ley.

Aducen que no es fácil para un busero pagar más de mil dólares en esquelas, pero no dicen que esas esquelas han sido acumuladas en meses o hasta años. En cualquier caso, una esquela se te pone si te la ganás.

El problema recae en la, hasta cierto punto, hipócrita indignación en la que hemos caído los salvadoreños. Nos enojamos, pataleamos, proponemos la nacionalización del transporte sin discutir más salidas ni los mecanismos en los que se haría. Se supone que incluso protestamos con quitarles el subsidio, como castigo por la cantidad de muertes. Seamos francos, el número de muertes tampoco es que sea tan macabro, algo que jamás hayamos visto.

Lo grave, o mejor dicho lo más grave, del problema del servicio del transporte público radica, sobre todo, en la poca voluntad de TODAS las partes para solucionarlo. Probablemente sería un poco más fácil si el Estado tuviese en la ley un asidero para tener mayores requisitos a la hora de manejar unidades de transporte público, arriesgando las vidas de sus pasajeros.

Los empresarios se han ganado el oprobio de las mayorías. Exigen compensaciones de un negocio en el cual nadie los ha obligado a participar. Si un negocio no te es rentable, lo dejás. Pero este país es uno de esos en los que tenés que ser parte del problema o de la solución. Ellos deciden ser parte del problema.

Lo peor es que este gobierno ha mostrado la misma incapacidad para manejar el problema que el gobierno anterior. El simple hecho de compensarles con subsidio el malísimo servicio, en pésimas unidades, ya era un insulto a la economía de las mayorías que SÍ pagan impuestos y no esquelas bien ganadas como los buseros.

Por si eso fuera poco, está el crédito gigantesco que YA se les consiguió en Brasil para renovar la planta de autobuses del país. Prácticamente falta nada más que se les consigan los repuestos más baratos...

Entra acá otro tema, la participación ciudadana. No se puede discutir en mesas de trabajo con la participación de los principales empresarios. No se puede seguir con lo que decidan Contreras Teos, Genaro Ramírez y Catalino Miranda. Por cierto, este último rayando el ridículo se unió al coro de conspiranóicos que decían que los accidentes son parte de un complot orquestado por el Estado, y dijo que "las víctimas de los accidentes son mártires para solucionar el problema que tenemos." Inserte puteada acá...

Receso cultural: (Relacionado.)



Creo que aunque el tema dará mucho de qué hablar, lastimosamente las consecuencias serán tan inocuas como siempre:
  • El gobierno condonará algunas esquelas.
  • Los empresarios de transporte se comprometerán públicamente a mejorar el servicio que prestan. (Yeah, right.)
  • El viceministro de Transporte presentará el crédito y las posibles unidades nuevas.
  • Y todo seguirá igual...
¿Por qué? Porque para los empresarios de transporte todo es como si fuera el título de disco de Estopa que le da nombre a este mini-artículo.

Esta es mi triste opinión, escrita a grandes rasgos, sin caer en tecnicismos y adornos.

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