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viernes, 7 de octubre de 2011

Yo no les creo

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Nunca creeré en el compromiso social que muchas empresas pregonan a los cuatro vientos, las califico de lágrimas de cocodrilo sabiendo que la principal causa de los males sociales proviene del sistema que a ellos ha hecho millonarios. Intentar cambiar la conducta del salvadoreño promedio crecido en una sociedad ensimismada a través de compromisos individuales y la vez glorificar su apellido o su marca es una pequeña muestra más de la hipocresía y su doble moral.

La apuesta por las campañas sociales choca muchas veces en la manera de manejar sus empresas, y cómo ellos actúan hacia sus trabajadores y sus familias, habrá que consultar el número exacto de sindicatos que han logrado formarse en sus empresas, cuántos pagan salarios mayores al mínimo establecido por ley, etc.

No pretendo ser visto a partir de mis palabras como una persona que odia a los “ricos”, pero desde mi perspectiva marcada por una educación en el seno de una sociedad capitalista, es como lo veo. Tanto se podría hacer a partir de repartición equitativa de riquezas, de la búsqueda del bienestar de toda la población, con una mejor educación, salud y esparcimiento. No hablo de socialismo pero sí de una cultura solidaria hacia el trabajador y sobre todo hacia el desposeído; pero obviamente comprometerse a compartir es más fácil para el que no tiene nada que compartir.

En definitiva, comprometámonos pues, a ser críticos de las injusticias del guapo sistema en que vivimos, a ser un poco más solidarios de lo que somos, a no correr hacia el lugar que nos quieren llevar con tanta publicidad (ajá, a la caja registradora). Y que se comprometan ellos a pedirle a su gobierno que les aumenten los impuestos, que les graven sus grandes capitales, su patrimonio; a crear más puestos de trabajo, a permitir la creación de sindicatos, a tratar con dignidad a su fuerza laboral, etc.

Entiendo, esta opinión no debe ser tan técnica y por eso intento quejarme en voz alta con ustedes, quizá más de uno discrepará de mi predispuesta manera de ver las cosas.

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