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lunes, 14 de noviembre de 2011

La deuda infinita

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 No es nada complicado darse cuenta que la educación en general ha sido desde hace décadas un terreno en franco declive. Aunque claramente puede concluirse que mucha de la responsabilidad la tienen los regímenes que han gobernado el país y han cambiado de repente el rumbo de la educación, también es cierto aquello que se ha mencionado, que aparte del poco presupuesto que se le da a la educación, hay una deuda intermiable en la formación de la población estudiantil. 
Adentrándome un poco, me aventuraría a decir que la poca inversión en cuanto a investigación científica e incluso social, tiene muchísimo que ver con los resultados tan pobres que se dan en cuanto a rendimiento académico.
Vivimos en un país cuyas universidades han sido tan mal calificadas, que hasta da pena.
El problema tiene eslabones de fácil definición, pero igualmente de difícil solución. Por ejemplo, el presupuesto de investigación en ciencia, tecnología y humanismo, es nulo. El presupuesto se va en los empleados administrativos y académicos que pobremente cumplen con lo que se pide de ellos.
Tristemente, un maestro de la carrera de Educación en la Universidad de El Salvador, les comentaba a sus alumnos que ellos tienen desde hace años la orden de pasar de año a sus alumnos en las escuelas nacionales de cualquier nivel, para no atrasar el desarrollo del país (sic). 
Si lo anterior es cierto, estamos ante un problema mayúsculo. Es una cadena interminable de mediocridad. Es un país en el cual los educadores que educan a los futuros educadores los aprueban con mediocridad. Un país en el cual los estándares de calidad en lugar de irse elevando, se bajan periódicamente de forma enorme y evidente. 
Estoy seguro que las reformas aparte de necesarias, urgentes, son también posibles. 
¿Qué hay que hacer?
Comenzar por crear nuevos programas y métodos de enseñanza. 
Evaluar constantemente al personal docente, para evacuar tanto profesional que más que cualquier cosa da tristeza. 
Incentivar a los estudiantes creándoles oportunidades para el futuro.
Son cosas que pueden hacerse, aunque no lo parezca.
Pero en fin, esa, triste como es, no es más que mi opinión.

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