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martes, 8 de noviembre de 2011

Juego de roles

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Hace algunas semanas teníamos planeado abordar la temática de la misoginia en este blog, y dado el cambio que se había dado en la programación, ocasionado por las lluvias que afectaron el país, fue quedando en el tintero, para ser retomado esta semana acá.
Decidimos retomarlo puesto que continuamente nos damos cuenta que, aunque en algunos casos se ve de manera asolapada, se observa una especie de parámetro cultural o repetición de comportamientos, que terminan por remarcar la imagen o el rol que juega la mujer en culturas y sociedades como la nuestra.
Si bien es cierto no tenemos un sistema de creencias y valores morales o religiosos del rigor que se tiene en el medio oriente o algunas zonas de áfrica, es cierto también que nuestra cultura siempre ha establecido entre sus paradigmas, la existencia de roles predeterminados en funcion de género desde hace ya varios siglos.

Es todo tan evidente como que en la prensa nacional se reconozca que en la reciente publicación del libro de "El Salvador, Historia mínima.", no se mencionan mujeres que hayan estado involucradas en eventos que han marcado nuestra historia socio política y que han configurado nuestra sociedad actual. Me imagino que a muy pocas personas se les ocurrió, con el reciente festejo de bicentenario, preguntar sobre la participación activa de mujeres en el movimiento pro independencia entre 1811-1821.

Para muestra un botón. Actualmente, en cualquier profesión que hemos premarcado desde que tenemos memoria como un "trabajo de hombres", siempre se observa con una rara mezcla de desprecio, incredulidad y asombro, que una mujer lo desempeñe. 
En cada noticiero en el que alguna vez se haga una semblanza sobre la labor de una mujer cumpliendo funciones ya sea de bombero, policía de tránsito, árbitro de fútbol, mecánico, y la infinita lista de etcéteras, lleva la incesante pregunta del periodista a cargo: "¿Cómo te abres paso en esta que es una profesión de hombres?", dejando claro que tenemos una línea fija de trabajos a desempeñar por mujeres, como la cocina, jardinería, enseñanza, limpieza, etc. Lo anterior llega a rozar el ridículo en casos como la reciente visita de Gabriella Frías al país, y la entrevista que le hizo un periodista en un programa matutino de la telecorporación, en la cuál le preguntó sobre la intromisión de ella en trabajo para hombres. 

Finalmente, a  mí se me hace un poco aventurado, pero debo seguir atribuyendo una parte de la culpa a los medios de comunicación por perpetuar, vender e inculcar al público en general, los roles de género que promueven en última instancia la misoginia, pero debo aceptar la gran influencia y responsabilidad que tienen en el caso.
Me cuesta un poco llamarlo misoginia, pero es posible que aunque exagere, la tendencia lleva a eso. Nuestra sociedad aún tiene una deuda enorme en políticas sociales, educativas y de equidad de género. Todo va relacionado.
Pero al final, esto no es más que mi opinión.

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