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martes, 9 de agosto de 2011

Breve reflexión

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En las noticias veo alguien de mi edad, o quizás menor, diciendo que su protesta es porque se han dado cuenta que no hay perspectivas de futuro. Dice que no hay empleos, no hay futuro, no hay oportunidades, no hay sociedad esperándolos. No sé qué decir. Está en Londres y siente lo que cualquiera en América Latina ha estado diciendo desde hace décadas. Sucede que esa sensación de vacío ahora se hace presente en el corazón del capitalismo. El individualismo y la consecuente pérdida de valores, como la solidaridad y similares, no hace más que hacer patente una sociedad que se va a la basura.

Vivimos en un tiempo en el que todo parece ser más evidente, pero nadie dice nada. Nos sentimos cómodos interactuando con personas en redes sociales tratando de solucionar nuestros "problemas", que no son más que lo que desde siempre se nos ha dicho que debemos hacer. No entendemos el cansancio de seguir la línea de producción. Estudiar, conseguir títulos que al final no valdrán nada, conseguir trabajos en los que jamás estemos satisfechos, únicamente para cumplir con lo que el sistema nos ha marcado desde antes que naciéramos.
Yo sé, usted lee esto y piensa que estoy siendo extremista, y quizás tenga razón, pero no puedo dejar de pensar que mientras en este país, la mayoría sobrevive con menos de un dólar diario, los que sí tienen más lo consumen porque pueden, sin ayudar al beneficio colectivo, sin generar oportunidades para los demás, porque simplemente no les importa. A todos nos importa NUESTRO bienestar. No hay más caminos que seguir, no hay moral que valga, no hay necesidades más importantes que las nuestras.

Entiendo que esto que usted ha leído parece ser nada más un momento de frustración. Y tiene razón. Me frustra en exceso darme cuenta que en Chile se esté manifestando la juventud dado el descalabro educativo, exigiendo mejoras en los sistemas educativos, exigiendo educación de calidad y oportunidades para aquellos que no pueden costearse la misma. Me frustra saber que esto no es de un país, sino a escala mundial. Estamos inconformes, pero es como aquella canción "Concern but powerless". No hay más que seguir gritando, seguir hablando, proponer, manifestarse. Y sigue sin ser suficiente, sigue sin haber salida.

Y el tiempo pasará y, tanto en Chile como en cualquier otro país, la solución será una negociación entre poderes dejando al final la opinión de las mayorías.
Acá, fuera de lo que está sucediendo en Chile, las protestas se dan, pero al contrario, las protestas no son de parte de los alumnos en exigencia de mejores oportunidades y una educación de calidad, sino de los maestros exigiendo aumentos considerables en sus salarios. Aumentos en su mayoría injustificados, ridículos y sin méritos.
Me preocupo y al final no hay nada que hacer. Este es el mundo que heredamos. ¿Este es el mundo que queremos dejar de herencia?

Escribo por preocupación, frustración y tristeza, pero no es más que mi breve opinión.

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