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martes, 19 de julio de 2011

Radiografía de un salvadoreño

2 comentarios
¡Cuando yo digo que la yegua es negra...es porque tengo los pelos en la mano!

Desde que tengo memoria se le ha endosado a los nacidos en este terruño de poquito más de 21 mil kilómetros cuadrados el calificativo de laboriosos. Pero...¿es todavía la laboriosidad una cualidad inherente a los naturales de El Salvador?

Yo creo que lo fuimos, ¡pero ya no! Hace algún tiempo que nos acomodamos a los tiempos que corren y los que migraron buscando una mejor vida -mas bien dicho conservarla y luego obtener mejores condiciones- dejaron atrás la familia, encendiendo la mecha del largo calvario que hemos vivido desde entonces y que nos dio el país que actualmente tenemos. Gente que espera la remesa y que tiene grandes extensiones de terreno prácticamente en abandono y sin ser labradas. No tienen necesidad de mantener activa la agroindustria porque al recibir la platita que viene del norte pueden vivir holgados. Pero de eso ya ha corrido mucha agua bajo el puente, sigamos pergeñando el perfil del salvadoreño.

En una de las últimas entradas de mi blog personal tocaba superficialmente el tema de los hermanos lejanos, quienes, influenciados por su entorno, tienden a olvidar cómo hablar y/o adoptan acentos distintos al nuestro al estar rodeados de personas de otras nacionalidades. Curiosamente dos españolas comentaron y aseveraban que en su país también ocurre, quitándome la enorme venda de los ojos que yo tenía pues llegué a creer en mi miopía -o etnocentrismo si se quiere- que era un fenómeno exclusivamente nuestro.

El salvadoreño promedio ha dejado de hacer muchas cosas que se acostumbraban antes. Cosas tan básicas como saludar. Recibir los buenos días ahora es caro. Pareciera que lejos de ser una muestra de educación es algo de mal gusto y no es de extrañar que sea exclusivo de la gente del interior de la república.

El talento para improvisar. Hubo quienes al carecer de formación profesional o técnica se las ingeniaron para salir adelante. Fueron ellos los que progresaron. En tiempos de crisis aprovecharon su oportunidad y son los empresarios que ahora recogen los frutos de su esfuerzo.

Pero también el ciudadano de hoy en día ha adoptado mañas que no tenía. Ha habido mucha agresividad en nuestro entorno (desafortunadamente me debo incluir en ese rubro). Hace apenas dos años figurábamos como el país más violento de América Latina. Pero hay más.

El consumismo ha llegado para quedarse. Es un cáncer. Gastar más de lo que tenemos y sin tener urgencia de lo adquirido es un defecto sui generis muy nuestro.

La gambusinada. Ser larva, aprovechado, vivián. Hace 3 décadas hubo desplazados por el conflicto armado. Creería que desde entonces nos acostumbramos a pasar por largos períodos sin trabajar y a esperar los donativos que nos permitieran irla pasando. El resultado es ver a gran parte de la población que quiere lo mejor con un mínimo esfuerzo. Lo más in, lo más caro, al precio más bajo.

No me considero pesimista, pero son pocas las cosas rescatables. Entre ellas la capacidad de conservar el buen humor ante la adversidad. No dejan de escucharse frases como : "Estoy jodido pero contento, pero no contento de estar jodido".

La hospitalidad. Es de no creerse cuando alguien de otro país nos visita y de inmediato nota el trato que le dan. No sé a ciencia cierta si es malinchismo o qué, pero siempre nos ofrecemos a ayudar a los turistas que vemos desorientados.

Como ven no es fácil lidiar con toda esta amalgama de bondades y carencias que nos identifican, pero es lo que hay. Habría que refundar el Estado cuscatleco para sacarnos las deficiencias...pero no veo valientes que se atrevan a intentarlo. ¡Si sabré con que bueyes estoy arando!

2 Responses so far

  1. Justo hoy saludé a un señor que iba saliendo del parqueo de donde mis suegros y claramente le dije "Buenas tardes" y el tipo me ignoró completamente. A veces pienso que desde hace años somos así, no hemos cambiado mucho, o sí, pero para decir nada más que somos una sociedad más descarada; hace 15 años fue un buenos días a un hombre en la panadería y en lugar de responderme intentó manosearme. La gente es bruta a más no poder y lo peor es que se contagia.

  2. Me impactó lo del energúmeno que te quiso meter mano! Creo que tenés razón, debe ser contagioso porque no se explica como puede haber tanto pendejo suelto ultimamaente.

    Gracias por visitarnos!

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