Va disculpar el lector lo insustancial -y superficial si se quiere- de esta entrada, pero se me ocurrió el domingo en la noche, basándome en hechos que presencié y relacioné con el tema de esta semana.
Casi siempre se escuchan frases en las que se asevera que todo tiempo pasado fue mejor. Quienes esgrimen esos argumentos probablemente no recuerdan las carestías que pasábamos -o las minimizan a conveniencia-. En El Salvador pasamos por un conflicto armado que duró poco más de 12 años y en aquel entonces no se contaba con las ventajas que ahora contamos respecto a tecnología y comunicaciones, por mencionar un par de ejemplos. Era una interminable agonía que cayera la noche y que los nuestros no hubieran regresado a casa; no había celular que valiera para localizar a las personas. A mí no me lo contaron, tengo 35 años, fui un niño de la guerra.
Necesito rematar lo expuesto con un ¿qué sabes vos de angustias si no has dormido en medio de balaceras y bombazos sin electricidad? No lo creo. Ahora hay otras urgencias, los peligros de los jóvenes de antes salen en carroza a la par de los exterminadores de hoy en día que, con lujo de barbarie, desollan a sus víctimas con métodos a cual más sanguinario.
No obstante lo anterior, a veces se vuelve monótono y repetitivo leer en cadenas (otra vez, de esas que no existían antes) Yo no tuve PlayStation, agua caliente en la ducha ni tomaba agua embotellada; sino que jugaba pelota, me bañaba a guacalazos en la pila y tomaba agua del chorro, y no me pasaba nada. Esas vienen siendo nimiedades, como lo son quejarse porque en fechas de cumpleaños no den las gracias por los mensajes de felicitación que se dejan en el Facebook.
Con el paso del tiempo siempre hay una tendencia a evolucionar y se renombra lo que se conocía de manera diferente. Así, los centros comerciales dan paso a los malls (incluyendo el consumismo), los vendedores son ejecutivos de ventas, el brujo es espiritista, un programa mierdero se convierte en reality y los despidos de personal son reingeniería.
Los retos que enfrenta la juventud de hoy en día son críticos e incluye, entre otras cosas, exigir la apertura de espacios participativos. La creación y fortalecimiento de las instituciones que velan por sus intereses. Buscar financiamiento para cumplir los cometidos antes mencionados. El problema es, si están más pendientes de conseguir el Blackberry de última generación y la ropa cool, ¿en qué momento van a despertar de su aletargamiento?
Creo que hay un factor importante: Los proveedores (mami, papi) luchan para que a los niños no les falte nada, crecen en medio de un mundo de consumismo e imitación. No tengo 35, pero sé lo que cuesta la vida y lograr objetivos. Recuerdo los momentos de unión familiar que se vivían entre balas y bombas, la familia entera feliz de que todos llegaban vivos una vez más a casa, las horas de plática y juegos provocados por los recortes de energía eléctrica, en fin, unión familiar, padres que educaban y castigaban, nada permisivos.
No se puede dejar de mencionar que también hay muchos jóvenes cuyas aspiraciones y objetivos en esta vida son encomiables.
Ciertamente Silvita las familias viven mas de prisa y nos hemos dejado llevar por la tendencia. En nosotros mismos está que ese arrebatamiento no nos lleve de encuentro!
Muchas gracias por vistarnos!