
Desde pequeño he notado que existen ocasiones en las que entro a un negocio vacío y de la nada, empiezan a llegar a consumir. Hago las veces de imán. Con mi mamá -con la que comparto esa cualidad- decimos que tenemos "buena espalda". Al ratito de llegar, entran al menos 3-4 personas que no estaban cuando habíamos llegado. En ocasiones me gustaría poder decir que cuando he tenido negocio me ha funcionado, pero no es así. O cuando no tengo entradas de dinero ir a ofrecer mis servicios para beneficiarnos tanto el dueño de un negocio "x" como yo.
Hay que verle la enfermedad al paciente. No es con truquitos de mentes sugestionadas como la mía que se va mejorar la situación económica del país. He de confesar que de eso sé poco, prácticamente nada. Lo que tengo es instinto de supervivencia, y ese no sirve de nada si no se puede dinamizar, y cuando se toma el pulso, tratando de averiguar si han mejorado las condiciones, la respuesta es la misma. Todo está para el tigre. Las ventas bajas y los centros comerciales y supermercados están a reventar. Consumismo, consumismo, consumismo. Leí un artículo que decía que el 65% de la población económicamente activa no ahorraba. Inclúyanme ahí, voy coyol quebrado, coyol comido.
Las instituciones gubernamentales no hacen su parte. No hay planificación, no hay ejecución. Todos corren como pollos sin cabeza. Los máximos responsables bloquean su visión con una densa capa de humo de faso con respecto a la sana autocrítica y, lo que es peor, la realidad misma. Es una pequeña muestra de la colección de desconceptos que manejan quienes llevan las riendas.
Las medidas anticrisis no sé si dan risa o pena ajena. Tiene que ser una mezcla de ambas. ¿Ponerle curitas a un paciente con cáncer, darle acetaminofén a alguien en coma; es así como nos vamos a levantar? No nos queda más que desear que nos vaya bien.
Hay que verle la enfermedad al paciente. No es con truquitos de mentes sugestionadas como la mía que se va mejorar la situación económica del país. He de confesar que de eso sé poco, prácticamente nada. Lo que tengo es instinto de supervivencia, y ese no sirve de nada si no se puede dinamizar, y cuando se toma el pulso, tratando de averiguar si han mejorado las condiciones, la respuesta es la misma. Todo está para el tigre. Las ventas bajas y los centros comerciales y supermercados están a reventar. Consumismo, consumismo, consumismo. Leí un artículo que decía que el 65% de la población económicamente activa no ahorraba. Inclúyanme ahí, voy coyol quebrado, coyol comido.
Las instituciones gubernamentales no hacen su parte. No hay planificación, no hay ejecución. Todos corren como pollos sin cabeza. Los máximos responsables bloquean su visión con una densa capa de humo de faso con respecto a la sana autocrítica y, lo que es peor, la realidad misma. Es una pequeña muestra de la colección de desconceptos que manejan quienes llevan las riendas.
Las medidas anticrisis no sé si dan risa o pena ajena. Tiene que ser una mezcla de ambas. ¿Ponerle curitas a un paciente con cáncer, darle acetaminofén a alguien en coma; es así como nos vamos a levantar? No nos queda más que desear que nos vaya bien.